La presencia de un enfermo con un deterioro cognitivo plantea unas dificultades importantes en la dinámica familiar.

 

A menudo se generan situaciones conflictivas que angustian a los miembros de la familia. La intervención de un terapeuta tanto a nivel individual como en los grupos familiares puede ser de gran ayuda para resolver muchas dudas que surgen en el transcurso de esta enfermedad.